sábado, 25 de junio de 2011

CONVIVIENDO CON GUACAMAYOS

SAUL TRAVEL A TRAVÉS DE MATIK TOUR LES PRESENTA UN RELATO MUY INTERESANTE DE ARTURO BULLARD, UN FOTÓGRAFO QUE RECORRE TODO EL PERÚ TOMANDO IMÁGENES ESPECTACULARES, A CONTINUACIÓN LO QUE ESCRIBIÓ:
Arturo Bullard:

Un repaso de una de mis primeras experiencias como fotógrafo que me llevó a descubrir y a querer cada vez más a la naturaleza. Convivir más de un mes con estas increíbles aves en la Selva de Tambopata Candamo sin duda ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.

Mi primera relación directa con estas coloridas aves data del año 1993, yo recién había terminado de estudiar comunicaciones. Durante una reunión familiar mi buen amigo Alvaro del Campo y mi primo Jorge "Eje" Simpson me proponen ir a la selva de Tambopata. Ellos estaban metidos en un proyecto de conservación que trabajaba estudiando a los guacamayos. Para el mes de marzo de 1993 iba a llegar al proyecto el laureado fotógrafo Frans Lanting, premiado como mejor fotógrafo de naturaleza del mundo por la BBC de Londres en mas de una ocasión, el iba a permanecer durante un mes en la reserva haciendo fotografías para un especial sobre guacamayos en la prestigiosa revista National Geografic. Para ello el proyecto necesitaban a un "calichín", que sepa algo de video y fotografía, el trabajo consistía en grabar y fotografiar a Frans Lanting durante su trabajo en el proyecto. Aunque, la chamba era por amor al arte y solo me cubrían los gastos, no dudé un segundo en aceptar la propuesta, realmente valió la pena.Partimos con destino a Puerto Maldonado a principios de Marzo de 1993, dormimos una noche en la ciudad y salimos en la madrugada con destino al Tambopata Research Center (TRC), fueron 9 horas de viaje surcando el río Tambopata en una lancha con motor fuera de borda, fue mi primera incursión en la selva, en la selva real, en la verdadera jungla.Al llegar me quede impresionado con este proyecto, creado por Eduardo Nycander y Kurt Holle a fines de los ochentas. Gran parte del trabajo con estas bellas aves trataba en rescatar algunos huevos de futuros pichones destinados a no nacer o a rescatar pichones de sus nidos que por diferentes razones no eran bien alimentados por sus padres e iban a morir. En el albergue del TRC encubaban los huevos, los pichones nacían, se les criaba y alimentaba con todo el cariño que le podría haber dado sus progenitores. Convivíamos con cerca de 12 guacamayos nacidos en este lugar, otros tantos, de camadas de años anteriores, nos visitaban cada cierto tiempo, estos ya vivian en libertad, pero estaban acostumbrados a la gente del proyecto, era común caminar por la orilla del río y que de la nada aparezca un hermoso guacamayo y se te perchara en el hombro, un sensación increíble.Uno de los trabajos que teníamos en el proyecto era turnarnos cada tres o cuatro días para dormir dentro de una malla de tul de aproximadamente 15 mts2 con el fin de cuidar a los guacamayos juveniles de algún depredador, ocelote, yaguarundí u otro felino que los quiera hacer parte de su dieta. La experiencia fue alucínate, a las 6 de la mañana, la turba de pequeñas y coloridas aves se acercaban al colchón, puesto en el piso, donde se dormía y se subían como perritos a jugar, caminaban sobre mi y me mordían levemente en las manos y la cabeza mientas gritaban todos a la vez, lo máximo.Esta primera experiencia en la Reserva de Tambopata me sirvió para conocer mas de cerca a estas increíbles aves, las cuales solo había visto en el Parque de las Leyendas y en una gran jaula ubicada en la desaparecida pollería miraflorina "El Rancho".Los guacamayos son una familia dentro del género de los loros. Entre las cerca de 350 especies de loros que existen en el planeta, 16 pertenecen a la familia de los guacamayos, estas son fácilmente reconocibles por ser los loros mas estilizados de todos.Dentro de las 9 especies de guacamayos que habitan las selvas de Tambopata, las que mas llaman la atención por su gran tamaño y sus coloridas plumas, son tres, el Guacamayo Amarillo y Azul (Ara ararauna), el Guacamayo Escarlata (Ara macao) y el Guacamayo Cabezón (Ara chloroptera), el primero de ellos anida en palmeras muertas ubicada en aguajales, llamados así a zonas inundadas donde crecen las palmeras que dan el fruto del aguaje. Las otras dos anidan en cavidades naturales existentes en algunos árboles viejos de nuestra selva amazónica, entre ellos el shihuahuaco.Parte del proyecto de guacamayos en Tambopata era colgar nidos artificiales en algunos árboles con la finalidad de incrementar los escasos lugares anidables para estas aves. En un principio fueron de madera, los cuales no tuvieron los resultados esperados debido a la estética y a lo pesados que eran, luego estos se estilizaron y se fabricaron de tubos de PVC, los cuales eran quemados con un soplete y tomaban la textura de la corteza de los árboles, estos nidos se llegaron a mimetizar con los troncos reales y fueron un éxito, aparte eran livianos y fáciles de manipular, sobre todo debido a que se tenían que colgar con sogas a mas de 30 mts del piso.Los guacamayos pueden vivir arriba de los 70 años, se les encuentran sólo en la selvas bajas de las Américas, desde el occidente de México hasta el noroeste de Argentina, se alimentan mayormente de semillas, aunque también suplementan su dieta con flores, capullos y algunos frutos silvestres. A diferencia de muchas otras especies de aves, estas son monógamas, solo cambian de pareja si una de ellas muere, entre los dos crían y alimentan a sus pichones. En la mayoría de casos solo logra sobrevivir uno de ellos, aunque pueden llegar a poner, raramente, hasta 4 huevos, de ellos solo el pichón mas fuerte sobrevive, en menos del 2% de los casos llegan a sobrevivir dos. Es común verlos volar en pareja o en grupos de a tres, junto a su cría, la cual vive con ellos alrededor de un año, de ahí se independiza y empieza con la búsqueda de una pareja.Una de los motivos que pesó para que el proyecto se desarrollara en esta zona fue la gran población de guacamayos en este lugar y la gran collpa que se encuentra muy cerca del albergue. La collpa es una gran pared de arcilla rojiza en la cual los guacamayos, junto a otras especies de loros y algunos mamíferos, bajan a comer su arcilla, se cree que lo usan como antídoto para contrarrestar las toxinas de ciertos frutos silvestres de los cuales se alimentan.La collpa es un verdadero espectáculo, por las mañanas una gran nube de colores sobrevuela este lugar, para luego percharse sobre los árboles aledaños a la Collpa a esperar, primero bajan los loros más pequeños, para después darle el turno a los grandes, coloridos y hermosos guacamayos.Parte de nuestro trabajo consistía en llevar una estadística de las veces y horas que los guacamayos llegaban a sus nidos a darle de comer a su pichón, para ello debíamos turnarnos para subir a unos miradores (escondites) ubicados a mas de 30 mts del piso, sobre unas grandes torres de andamio, siempre íbamos en grupos de dos. Llegábamos a pasar mas de 6 horas en este pequeño espacio, de no más de 2 mts2 vigiando los movimientos de estas aves. El calor infernal y el fastidio de las abejas y mosquitos eran contrarestados en cada silenciosa aparición de estas hermosas aves y el bello espectáculo que brindaba la pareja al alimentar a su pichón.Estuvimos poco más de un mes internados en esta parte de la selva, el albergue, en esos tiempos, era muy básico, un emponado (piso de pona), un techo y algunos colchones sobre el piso con su respectivo mosquitero era todo lo que había, el grupo con el que compartimos esta experiencia se volvió como una familia, entre ellos estaban Alvaro del Campo, Eje Simpson, Pepe Rojas, Sergio Bravo, Eduardo Nycander y Kurt Holle, junto a Pepe Moscoso, El Sr. Cauper y el recordado Agustín Michaja, el cual se hizo conocido unos años después en el documental CANDAMO de Daniel Winitzky.Trabajar y sobretodo ver trabajar a un fotógrafo de la envergadura de Frans Lanting fue toda una experiencia, este primer viaje a la selva de Tambopata fue fundamental para mi, al regresar decidí que me quería dedicar a la fotografía y sobre todo a la de naturaleza, mi cariño, amor y respeto hacia lo natural y a la vida silvestre creció inmensamente, hoy puedo confirmar que esta fantástica travesía por Tambopata marco mucho mi destino y mi manera de ver la vida.A Tambopata regrese en 1994, estuve cerca de 2 meses, fui como voluntario del proyecto guacamayos, regrese varias veces mas. En cada una de mis visitas fui testigo de como este pequeño albergue se fue transformando en un alberge de primera clase, un albergue ecoturístico de la empresa Rainforest Expeditions (perteneciente a Eduardo y Kurt), que recibe a cientos de turistas extranjeros de todas partes del mundo y el cual ofrece un servicio que está a la altura de cualquier albergue ecoturístico del mundo. El proyecto de guacamayos sigue en pie, los estudios sobre estas aves hechos en Tambopata a principio de los noventa se han replicado en otras zonas del Perú y América con gran éxito.La última vez que estuve por TRC fue a fines del 2007, fui con la intención de hacer algunas fotografías extras para un libro que teníamos en mente publicar junto a la editorial Unimundo y a Rainforest Expeditions, el proyecto vio la luz a fines del 2009, en el libro tuve el privilegio de compartir los créditos fotográficos con el gran fotógrafo y amigo Heinz Plenge.Hoy nos toca hacer esfuerzos para proteger este rico espacio de selva que esta fuertemente amenazada por la minería ilegal, la cual está creciendo y contaminando el río Tambopata a pasos agigantados, a esto hay que sumarle los trabajos de la carretera interoceánica, la cual pasa muy cerca de la reserva, la tala de árboles y la caza furtiva.Tambopata, sus árboles, ríos, flores y fauna son nuestros, de todos los peruanos, es uno de los grandes pulmones naturales del Perú y del mundo y es responsabilidad de todos protegerla.

FUENTE DE INFORMACIÓN:
http://www.viajeros.com/diarios/tambopata/coloridos-habitantes-de-tambopata

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