miércoles, 29 de junio de 2011

RASTREANDO LA VIDA EN EL ALTO TAMBOPATA


ESCRIBE: CRISIA MALAGA

El proyecto comenzó con la idea que mezclar dos formas de viaje que permanecían divorciadas. El turismo de aventura, excitante, adrenalínico, una especie de desafío al peligro cuyo premio es ir hasta donde pocos llegan y observar parajes sólo accesibles a estos exploradores. Y el turismo científico, inquisitivo, reservado para los apasionados del conocimiento, que buscan entender la naturaleza y las formas de vida tan disímiles que habitan en ella. Para los responsables de la iniciativa, la Revista Rumbos y la Asociación Latinoamericana de Deportes de Aventura (ALDEA), no fue fácil conseguir los recursos necesarios para 11 días de exploración a través de las selvas menos exploradas de Puno y Madre de Dios. Sobre todo por el hecho de que eran necesarios equipos de avanzada tecnología para garantizar el éxito de la primera expedición enteramente conformada por peruanos que partiría hacia este intrincado territorio. El primer grupo que se aventuró a realizar la ruta del Alto Tambopata, que va desde San Juan del Oro (Puno) hasta Puerto Maldonado, lo hizo en 1980 y les tomó 18 días. Luego esta ruta se ofreció sólo a turistas extranjeros debido a los altos costos que significaba, hasta que el terrorismo la convirtió en zona roja. Sin embargo, a finales de la década de 1990, algunas agencias de viaje empezaron a ofrecer la ruta nuevamente en el exterior. Desde ahí, pocos han cumplido con el requerimiento del Instituto Nacional de Recursos Naturales-Inrena de llevar un guardaparque en el equipo. Para cumplir con la cuota de aventura sin que nadie salga herido, se tuvo que buscar guías que conocieran las características climáticas de la zona y -muy importante- las mañas del caudaloso Tambopata. "Es así como contactamos a Chando Gonzáles y su equipo de la agencia de viajes Mayuc, formado por Alvaro Sabogal, Luis Vizcarra y Leonardo Gonzáles, quienes guiaron la expedición con un gran profesionalismo y un impresionante dominio", nos cuenta Wally Valderrama, con 20 años de experiencia en canotaje. Y finalmente, para darle a la expedición un verdadero componente científico, se contactó a la ONG Conservación Internacional, quien señaló al biólogo Juan Loja como el más adecuado para cumplir la misión: realizar el estudio de la flora y fauna locales subido en un bote inflable y surcando un río que en algunos tramos mostró rápidos de grado III y IV. Bien, con todo asegurado, el 23 de agosto partió la comisión integrada por los expertos guías, el biólogo Juan Loja y los remeros voluntarios Francisco De la Puente, Dafne Salas, Eduardo Santa María, Alejandro Lira y Carlos Coloma. Con ellos fueron también el fotógrafo Armando Rodríguez y el guardaparque de INRENA, Freddy Espinosa. De Juliaca a Putina Punco, fueron 22 horas en las que los expedicionarios pasaron junto al Lago Titicaca y rodearon el nevado Ananea, a casi 5,000 m.s.n.m para luego internarse a través de una estrecha garganta que los llevó cuesta abajo. "El paisaje cambió rápidamente de un intenso frío a un clima cada vez más templado y húmedo", nos cuentan. Y es que en esta parte del trayecto se comienza a mostrar la exuberante vegetación típica del bosque nublado. Luego de pasar por las provincias puneñas de Sandia y San Juan del Oro, el grupo llegó finalmente a Putina Punco. Ahí comenzaría la "acción", ya que desde aquí el acceso sólo es posible en bote inflables. Antes de partir, los guías se dispusieron a preparar los equipos, conformados por botes de carga y de pasajeros, un kayak y un duky de seguridad, teléfonos satelitales, GPS y nada menos que 500 kilos de comida para los días siguientes. "A la altura en la que nos encontrábamos, 1200 m.s.n.m, el Tambopata lucía increíblemente estrecho y nos hizo pensar cómo serían los primeros días de navegación antes de que se tornase en un ancho y sinuoso río de selva" reflexiona el fotógrafo Armando Rodríguez, recordando sus impresiones del viaje. El informe científico que realizara Juan Loja posteriormente narra los pormenores de toda la travesía, informando sobre los principales avistamientos y, a la vez, dejando traslucir la complacencia que le pudiera producir observar tan impresionante naturaleza: "Durante los primeros cuatro días el paisaje se mostró poblado de bromélias y orquídeas, que se dejaron ver con una frecuencia de más de diez especies diferentes por treinta metros recorridos", narra en su informe, en el que resalta, además, la presencia de helechos arbóreos evidenciando la buena salud del ecosistema. La siguiente observación del mismo informe no es tan alentadora, "La presencia de poblaciones en esta parte de la zona de estudio pone en evidencia la utilización de recursos naturales y muestra el establecimiento de chacras, cacería, tala de árboles maderables, etc." Más adelante Juan Loja agrega "Estas tendencias de ocupación territorial hacen pensar que en muy poco tiempo los sectores aledaños al Parque Nacional Bahuaja Sonene estarán ocupados casi en su totalidad, situación que ejercería una notable presión sobre los recursos naturales dentro de esta área natural protegida" Y es que, últimamente, el Bahuaja Sonene y la Reserva Nacional Tambopata han cobrado relevancia mundial como parajes ambientales. De hecho, la revista National Geographic acaba de nombrar esta región, con otras seis en el mundo, como refugios naturales del planeta. La biodiversidad aquí alcanza más de 600 especies de aves, 174 especies de mamíferos, 100 de reptiles y anfibios, 232 de peces y 1,200 de mariposas. Sin embargo, entre los pobladores locales la "conservación" es un tema que despierta iras y controversias. Las comunidades asentadas dentro del Parque Nacional Bahuaja Sonene reclaman que el proceso de ampliación de esta ANP fue hecho sin la participación de ellos. Y es claro que varios ven en el tema medio ambiental, sólo un obstáculo para la construcción de una carretera y una pista de aterrizaje que perciben como necesidades apremiantes por la condición de aislamiento en la que se sienten. Volviendo a la ruta, al cuarto día de navegación y a la altura de la zona denominada El Cañón, el grupo tuvo que enfrentar los rápidos más fuertes del río Tambopata , "Sobretodo nos preocupaban los que los guías llamaban monstruo 1 y monstruo 2" (de grado IV de dificultad), nos comenta nuevamente Armando Rodríguez. El Cañón es la puerta de entrada hacia el bajo Tambopata, donde se deja atrás el clima de ceja de selva para pasar al de selva baja. Como en toda aventura, después de pasado el peligro, una invaluable recompensa premió a los "sobrevivientes". Huellas de jaguar (Panhera onca) primero, y después el avistamiento de la sachavaca (Tapirus terrestris), la capibara (Hydrochaeris hydrochaeris) y hasta la nutria de río (Pteronura brasiliensis). Bien lo expresa Loja "La presencia de mamíferos, grupo taxonómico ideal para identificar la salud de un ecosistema, evidenció la ausencia de grupos humanos en esta parte del trayecto". Al sexto día la meta era llegar a la desembocadura del río Távara, formado por la confluencia de los ríos Candamo y Guacamayo, último tramo del viaje. Felizmente, después de diez horas de navegación en un río ancho y lento, típico de selva baja, el grupo llegó conforme a lo planeado. "Aquí fuimos recibidos por una nube de mosquitos y una ofendida manada de 40 huanganas (Tayassu pecari) que sintieron su territorio invadido. Fue un momento de mucho temor pero igual logramos acercamos lo suficiente como para observar su comportamiento en estado salvaje" nos comenta, divertido, Wally Valderrama. El séptimo y octavo días no fueron faltos de avistamientos: encontraron huellas de tapir y venado, además de caimanes, paujiles (Crax mitu), y la rarísima taricaya (Podocnemis unifilis), actualmente en vías de extinción. Al regresar de tan excepcional vivencia, los integrantes de la expedición opinan que, a pesar de que nueve días son poco tiempo para comprender la problemática que apremia a todos los involucrados en esta región de Puno y Madre de Dios, esta aventura ha permitido sacar conclusiones básicas que reflejan su estado y ha logrado llevar la mirada de los medios hacia ella. Esperamos que esta iniciativa se convierta ahora en un catalizador, que despierte la inquietud de la comunidad científica y ponga en marcha un plan concertado de trabajo para el desarrollo sostenible del Tambopata. Y que, a través de un trabajo conjunto entre el INRENA y los demás actores mencionados, se logre la conservación de estos ecosistemas de características tan peculiares, así como el bienestar de sus pobladores. Recuadro - Durante el recorrido se hallaron un total de 24 especies de mamíferos distribuidos en 24 familias. Se tuvo contacto con 60 especies de aves, 2 especies de reptiles y 3 de anfibios. Entre los artrópodos se encontraron un total de 59. Además se pudieron ver 45 especies de plantas -Varios testigos mencionaron la producción de coca en las cuencas del Alto Tambopata. Los agricultores mencionan el interés de intensificar este cultivo debido a incentivos de algunos compradores intermediarios, aun cuando saben que esta actividad constituye una alternativa muy insegura. -Actualmente están en proceso de elaboración los Planes Maestros del Parque Nacional Bahuja Sonene y la Reserva Nacional Tambopata। Este documento es clave para lograr el establecimiento y funcionamiento de estas Areas Naturales Protegidas. El equipo para la elaboración de los Planes Maestros viene realizando un proceso participativo.

FUENTE DE INFORMACIÓN:

http://www.biodiversityreporting.org/article.sub?docId=825&c=Peru&cRef=Peru&year=2003&date=February%202003


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